Nosotros
Hola, soy Marian y sufro el mal de África. Así me presento, como si en terapia de grupo estuviese. Porque de esto va mi historia, de adiciones, enganches y dependencias.
Y es que veréis, algunas personas regresan de África con una dolencia. Se trata de una especie de punzada que va directa al corazón, que te lo estruja, pellizca y aprieta cuando estás lejos de su pueblo, su gente, sus colores, sus olores… una especie de patológica ansiedad por regresar al continente después de haber estado allí. Se trata de algo extraordinariamente adictivo para los sentidos, para la mente y, sobre todo, para el corazón. Y además te agarra las entrañas y no te suelta.
Mi vida dio un vuelco al poner los pies en Tanzania, en esa tierra rojiza que hace que tus zapatillas no puedan estar limpias por más de 15 minutos. Bonito país de personas alegres, rodeado de verde, de naturaleza salvaje, de vida en estado puro, de sonrisas que son imposibles de describir pero que se desbordan ante tus ojos.
Bienvenido a África. Ya nada será igual. Porque cuando vuelves a tu lugar de origen te quedas con la sensación de que tú regresas, sí, pero ella se queda contigo. Y te golpea en los momentos más inesperados, en el metro, en los bares con amigos, en el trabajo o de tertulia con la familia…Y es extraño porque te sientes feliz por haber vivido en un pedacito de esa tierra, pero a la vez triste por no estar allí. Y piensas en regresar y formar parte tanto de su lado asombrosamente bello e imposible de explicar, como de ese otro en el que los niños van descalzos y con uniformes rotos y sucios al colegio. Caminando. A veces varios kilómetros. Orgullosos. Sin lapiceros. Felices. Sin la comida básica del día que tan necesaria es en esta parte del mundo: el desayuno.
Y un día te da por soñar: ¿y si entre todos pudiésemos hacer que los niños fuesen al cole sin que supusiese un reto para ellos? Y te sorprendes diciendo en voz alta: ¿por qué no? Y descubres que es posible involucrar a muchos en pequeñas acciones para alcanzar grandes resultados. Y experimentas la eficacia de la solidaridad y eso de que ‘la unión hace la fuerza’. Y sonríes…
Sonríes porque ves nacer y crecer a AfrikAmiga.
Dicen que poco a poco se llega lejos. Así nos gusta hacer las cosas a nosotros, pole pole como dicen en suajili. Y las gracias salen a borbotones por mi boca…
Extracto de la colaboración que realicé para el blog De rastrillos y bazares
Soñadora por naturaleza, luchadora incansable, entregada y contagiosa de las causas que me gusta abrazar. Así nace AfrikAmiga, gracias a un viaje que cambió mi vida y a un sueño: ese en el que todos los colegios tenían pupitres, ventanas, agua y luz; todos los niños tenían libros, lapiceros y zapatos; y en todas las casas había un tejado y un plato de comida.
Hoy mi sueño es una realidad que crece día a día gracias al contagioso efecto de la solidaridad.
Tanzania es mi tierra. Aquí nací, aquí crecí y aquí vivo. Con una infancia no muy diferente a la mayoría de los niños de este lado del mundo, trabajé duro con la idea de convertirme en lo que hoy soy: guía de safaris.
Mi corazón alberga dos pasiones, la naturaleza y ayudar a los demás. No hay nada que me satisfaga más que la sonrisa de alguien al que he echado una mano. Soy afortunado, gracias al trabajo que hacemos en AfrikAmiga recibo sonrisas cada día.
Vivo en la zona oeste de Tanzania, en Arusha, la ciudad que me vio crecer. Los que me conocen dicen que soy bueno con las palabras, contando historias, pero lo que más me gusta es fotografiarlas.
Creo que la educación es un derecho y no debería de ser un reto para nadie. Por eso me siento orgulloso de alimentar el sueño de AfrikAmiga ya que para mí supone facilitar el buen futuro de un niño y hacer más fácil la vida de los más necesitados. Significa sonrisas, gratitud y esperanza.
Nuestro guía en AfrikAmiga. Nuestro sostén, nuestro cómplice y nuestro aliento. El que nos infunde confianza y seguridad. Si hay una expresión que lo defina es ‘nobleza del alma’. Intuitivo, creativo y generoso en sentimientos.
Siempre encuentra soluciones por lo que la palabra ‘problema‘ no aparece en su vocabulario. Dispuesto a ayudar donde quiera que estés, aunque esto suponga que tenga que recorrer 6.500 kilómetros de distancia y dejarse la piel en ello.
Educación, esperanza, alegría, futuro, apoyo, trabajo, impacto social, crecimiento, unión, confianza.
Esto es AfrikAmiga.
Vídeo de colaboración de Huellas para AfrikAmiga